sábado, 17 de febrero de 2018

BIOMETRIA DEL IRIS Y RETINA

La identificación por medio del ojo humano de personas ha dado lugar a dos técnicas biométricas diferentes: una basada en las características del iris ocular y otra que utiliza las características distintivas de la retina. Únicamente tienen en común que se sirven de un mismo órgano, el ojo humano, sin embargo en numerosas ocasiones se suele confundir uno con otro y ambas se consideran como una única técnica denominada biometría del ojo, por lo tanto es importante resaltar que el iris y la retina oculares dan lugar a dos tipos de sistemas biométricos completamente diferentes, tanto en los métodos de captura de imagen y las técnicas de extracción de características como en los métodos de comparación.
El ojo humano es un órgano fotorreceptor, cuya función consiste en recibir los rayos luminosos procedentes de los objetos presentes en el mundo exterior y transformarlos en impulsos eléctricos que son conducidos al centro nervioso de la visión en el cerebro. El sistema óptico está formado básicamente de tres capas: la capa externa, la capa media y la capa interna.

En los últimos años la identificación basada en el patrón del iris ocular ha experimentado un gran auge debido a los excelentes resultados obtenidos y al gran interés que están mostrando algunos sectores económicos para incorporar dicha técnica a sus sistemas de identificación. Algunas de las características que hacen del iris una aplicación potencial para la identificación biométrica son su estabilidad frente a los cambios originados por accidentes, esto debido a la protección que le confiere la córnea. El iris presenta pequeñas variaciones en su apertura tanto con cambios de iluminación como con iluminación fija, esta característica proporciona un mecanismo sencillo para detectar si el sujeto que está haciendo uso de esta tecnología está vivo. Otra característica importante es que este tipo de tecnología adquiere los datos necesarios para su funcionamiento de forma no invasiva para el usuario. Todas estas características se vuelven importantes a la hora de estudiar la viabilidad de la técnica biométrica, sin embargo falta la característica fundamental: la unicidad; según varios estudios, en el patrón del iris hay más información que identifica unívocamente a una persona que en una huella dactilar, incluso los dos ojos de una persona poseen patrones distintos, característica muy importante que debe ser considerada en el sistema pues el ojo del cual se tome la imagen que servirá como patrón deberá ser el mismo que se utilice para conceder el acceso. Con todo esto se puede asegurar que esta técnica presenta una unicidad extremadamente alta lo que llevaría a unas tasas de falsa aceptación nulas lo que garantiza la viabilidad de esta técnica biométrica.
La idea de utilizar el patrón del iris para identificar a las personas fue propuesta inicialmente en 1936 por el oftalmólogo Frank Burch, pero no sería hasta 1987 que se patentó la idea y esto fue hecho por los oftalmólogos Leonard Flom y Aran Safir. Sin embargo su incapacidad para poder desarrollar el sistema los empujó a contactar con el profesor John G. Daugman de la Universidad de Harvard para que fuera éste quien desarrollara los algoritmos necesarios para realizar el reconocimiento biométrico a través del patrón del iris. Estos algoritmos fueron patentados en 1994 y son la base de todos los sistemas de reconocimiento por iris existentes.

Como ya se ha mencionado, la imagen del iris es accesible desde el exterior a través de la córnea y para su captura se pueden plantear dos posibilidades: el uso de cámaras digitales o el uso de cámaras de video. Al momento de plantear el sistema de captura se deben de tener en cuenta los siguientes parámetros:
a) La resolución de la cámara que debe ser los suficientemente alta para capturar la imagen del iris de manera correcta.
b) El usuario debe de colocarse lo suficientemente cerca del dispositivo de captura para obtener una imagen apropiada, sin embargo este acercamiento no debe de representar una amenaza para el individuo.
c) La captación de la imagen a la distancia elegida no debe suponer una deformación de la imagen capturada.
Una vez superada la fase de elección del dispositivo de captura, se debe diseñar el entorno de captura, el cual radica en tratar el tema de la iluminación que debe recibir el ojo para obtener una fotografía de calidad. No obstante en esta fase se pueden presentar problemas debido a la alta capacidad de reflexión de la córnea que al ser una superficie lisa y bien lubricada refleja todo rayo de luz que le llega, es por ello se sugiere que se trabaje en el rango infrarrojo pues de esta forma la iluminación necesaria para obtener la imagen del iris no molesta al usuario y las imágenes obtenidas no son dependientes del color.
La detección del fraude (por ejemplo si se presenta una fotografía o un ojo de plástico, u otro material, con el iris pintado) se puede realizar de forma sencilla capturando dos fotogramas consecutivos de la imagen, y comparar la dilatación de la pupila, que deber ser distinta. También se pueden forzar cambios controlados de la iluminación para analizar la respuesta de la pupila a dichos cambios.

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